viernes, 13 de agosto de 2010

EN EL CENTENARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ


TRES LIBROS Y UN ASILO (III y final)
Julio Gálvez Barraza
Una de las citas más tergiversadas en la biografía de Eutimio Martin, se encuentra en la página 572. Viene precedida de un comentario poco afortunado en contra de Neruda. El juicio del autor, refiriéndose a las gestiones del poeta chileno y los Alberti ante el cardenal Baudrillart, es lapidario: Neruda, en su desmedido afán por alzarse con el santo y la limosna, no dejó de reivindicar su protagonismo en la excarcelación del oriolano. (Martin,569)... No creemos que se haya quedado nadie sin conocer el asunto Baudrillart eficazmente propagado por el altavoz literario de un premio Nobel. (Martin,572).
Quizá lo desmedido es el comentario del profesor Martin. Neruda describió el hecho en prosa y en verso y otros nos hemos encargado de hacer el eco. Aunque es cierto que el altavoz de un premio nobel es un eficaz instrumento de propagación, también sabemos que Neruda no fue el único en reivindicar algunos hechos. Santiago Ontañón nos da cuenta de otro libertador dueño del santo y la limosna. Recuerda que en Madrid, durante la segunda mitad de la década del `50 se hizo contertulio del Café Lión. Uno de los asiduos, dice, era José María de Cossío: En los últimos años, ya casi perdida la memoria, repetía cada diez minutos cómo había ido a ver al general Asencio, Ministro del Ejército, para interceder por la vida de Miguel Hernández.
Sin embargo, en la misma página 572 de la anterior cita de Martin, podemos leer: No obtuvieron la misma publicidad otras intervenciones, de no menor relieve, en favor del autor de Viento del pueblo. Con ésta última frase, Eutimio Martin cita y se refiere a una carta enviada el 25 de julio de 1939, por el Embajador de España en Chile a sus autoridades en Madrid. En ella el Embajador español relata que: Durante la recepción dada en esta Embajada el día 18 de julio, el señor Ministro de Relaciones Exteriores [Abraham Ortega Aguayo] me invitó a un breve aparte y me expresó que había recibido la visita de literatos e intelectuales de todas las tendencias pidiéndole se interesara cerca del Gobierno español en demanda de clemencia para el poeta Miguel Hernández, quien, según ha trasmitido el cable, ha sido condenado a muerte. (...)
La prensa de izquierdas ha dedicado numerosos comentarios al caso de Miguel Hernández que aquí se sigue con espectación en los medios culturales donde sería muy bien recibida la noticia de que no se ha de consumar la sentencia de muerte que parece haberse ya dado. Acompaño un recorte de "La Nación" (día 13-7) y dos del "Frente Popular" (18 y 20-7).
De esta cita del autor de Oficio de poeta, si leemos con detenimiento y estudiamos el contexto, podemos rescatar varias conclusiones importantes. Una de ellas es que el poeta oriolano no era tan desconocido para las autoridades franquistas como se insinúa en las biografías. Y otra, que es la que nos ocupa, es que el autor cita, en la misma página en que critica a Neruda, una carta que es también gestión de Neruda.
La Alianza de Intelectuales de Chile, fundada por Neruda el 7 de noviembre de 1937 (Fecha del 1º aniversario de la defensa de Madrid) surgió en torno a la solidaridad con el pueblo español y a imagen y semejanza de la Alianza de Intelectuales Españoles. Bajo las directrices del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, celebrado en Madrid, Valencia, Barcelona y París en el mes de julio del mismo año, la Alianza chilena fue presidida por Pablo Neruda y su vicepresidente fue el escritor Alberto Romero, que a la vez era presidente de la Sociedad de Escritores de Chile.
Los intelectuales chilenos, a través de su organización, hicieron suya la causa republicana. Dieron muchísimas muestras de ello, que aquí sería muy largo de enumerar. Una de estas acciones fue la de solicitar del Gobierno del Frente Popular el asilo de los republicanos en la Embajada de Chile en Madrid. Lo afirma entre otros el mismo Morla cuando dice: Por recomendación de mi Gobierno atendí, con especial interés, a los miembros de la "Alianza de Intelectuales de Madrid". Otra acción urgente fue intentar conseguir la libertad de Miguel Hernández. En esta campaña no sólo estaba comprometido el sentido de solidaridad de los intelectuales con el poeta oriolano, sino, también, de por medio estaba la profunda amistad con Hernández de Luis Enrique Délano, Juvencio Valle, el poeta argentino y residente en Chile Raúl González Tuñón, Delia del Carril y del propio Neruda, integrantes y directivos de la Alianza de Intelectuales de Chile.
Es más, los recortes de prensa que dice adjuntar el Embajador español en Chile, corresponden a periodistas que, bajo las consignas de la Alianza, conformaban la campaña en favor de Miguel. Uno de los más activos sostenedores de esta intensiva campaña de prensa fue Luis Enrique Délano, director de la Alianza y director del semanario Qué Hubo en la semana. Délano sensibilizó a las mentes pensantes del país. En la revista Aurora de Chile Nº 13, de la que era el Jefe de Redacción, aparece publicado el Recuerdo de Miguel Hernández, de Raúl González Tuñón. La Sociedad de Escritores de Chile se sumó a la campaña. En una sesión solemne, declaró que: la obra y la vida de Miguel Hernández eran patrimonio de toda el habla castellana y de la literatura mundial. Además, en la misma sesión, ofreció al oriolano patria y hogar en un suelo libre y de lengua castellana.
Luis Enrique Délano escribió un dramático artículo. Lo publicó, en julio de 1939, el diario La Nación. (El mismo que adjuntaba el Embajador español a su país) En él expresaba su sentir por el poeta oriolano: ...Ahora está preso, y según se informa, condenado a muerte. A muerte, a morir, a sentir el pecho destrozado por las balas, como García Lorca y Antonio Espina. ¡A morir, él, que amaba la vida, que hablaba tiernamente de su novia de Orihuela, que pensaba venir un día a América... ¿Se va a repetir el caso de Federico García Lorca? ¿Va a perder España a otro de sus más grandes genios poéticos? Acusar de bandidaje y crimen a un enemigo vencido es muy fácil, y fusilarlo después ignominiosamente, no presenta mayores complicaciones.
Días después, la revista Hoy reproduce parcialmente el artículo. El redactor, después de resumir el texto no reproducido del artículo, termina haciendo sus propios votos por la suerte del oriolano: Por nuestra parte, hacemos votos fervorosos por que la sangre de Miguel Hernández no se sume a la que la tragedia hizo ya derramar a Federico García Lorca, el prematuramente silenciado poeta granadino, cuya muerte es sin duda alguna una de las pesadas lápidas que oprimen la victoria de las fuerzas que acaudilla el general Francisco Franco.
Toda esta campaña, de prensa y ante las autoridades gubernativas, (entre ellas el Presidente Aguirre Cerda y el Ministro de Relaciones Exteriores, Abraham Ortega), en favor de la libertad del poeta de Orihuela, estaba impulsada por la Alianza de Intelectuales de Chile, presidida por Pablo Neruda.
Creemos que el profesor Eutimio Martin no fue riguroso en sus apreciaciones. Aunque puedan parecer exageradas, son más cercanas las palabras de Germán Vergara Donoso cuando afirma que: el Gobierno de Chile hizo todo lo que pudo y creo que ningún otro gobierno en la historia ha hecho más, ni durante la guerra ni después de ella en Madrid. Y en este buen hacer, como hemos visto, tienen responsabilidad los intelectuales chileno con Neruda a la cabeza.
Todos los datos apuntan a señalar como una equivocación de Neruda el injustificado y contradictorio ataque a Morla Lynch. No sabemos si fue por un lapsus de memoria o por una siniestra intención. No tenemos datos ni base para especular con lo que pasaba por la cabeza del poeta. Pero, del mismo modo en que los biógrafos no se ponen de acuerdo en la "inocencia" o en la "picardía" de Miguel Hernández y su propia responsabilidad en las erradas decisiones tomadas, tampoco podemos juzgar a Neruda por un error en su desempeño solidario. A Hernández se le juzga y se le quiere por el global que dicta la balanza. Y la conclusión es unánime. Fue un hombre bueno y consecuente, en el sentido machadiano de la palabra bueno, fue un genio poético y un luchador de la libertad y la justicia.
Neruda, aparte de su inmenso genio poético, con el pueblo español fue un solidario activo. Proyectó y buscó el financiamiento para la campaña del "Winnipeg". Forzó su nombramiento como Cónsul especial para la inmigración española en Chile. Gracias a él llegaron a su país miles de refugiados, entre ellos los hermanos de Antonio Machado, los poetas Antonio Aparicio y Serrano Plaja y tantos otros. No debemos olvidar que los Alberti viajaban a Chile, con visa firmada por Neruda cuando, por razones editoriales, decidieron quedarse en Buenos Aires. Algunos aspectos de su labor en pro de la libertad de Miguel Hernández, la hemos esbozado aquí. Entonces, ¿podemos condenarlo y dedicarle los más ofensivos epítetos por un error? Humildemente, creemos que no.
Esperemos que la revisión de estos testimonios sirva para completar la biografía de Miguel Hernández y ayuden a cerrar el llamado "caso Morla". Suceso en el que algunos biógrafos no logran ponerse de acuerdo, creo que por tres motivos fundamentales. Uno es la errada carta de Neruda, secundada por Antonio Aparicio. El segundo es la exacerbada radicalización política y religiosa en el punto de vista de los biógrafos, sobre todo en los primeros. El tercero es puramente especulativo, pero lo expondré: pienso que algunos biógrafos, con respecto al asilo en la Embajada de Chile, confunden dos etapas en la vida del poeta; el primer intento, marzo de 1939 y el segundo, inmediatamente después de su puesta en libertad, septiembre del mismo año. Mes y año en que arribó a Chile el vapor "Winnipeg", barco en el que Miguel Hernández estaba destinado a viajar y encontrar una nueva patria.

1 comentario:

Blanca Andreu dijo...

Acabo de leer su comentario en mi blog, en la entrada sobre Eutimio Martín y Miguel Hernandez. Me han resultado muy interesantes y reveladoras sus páginas sobre Hernández y Chile. Desde luego, estoy de acuerdo-cómo no-en que Eutimio Martín es inexacto. Yo diría más: acientífico, ya que está lleno de "opiniones" y tiene tendencia a escoger, de todas las posibles, la opción menos acreditada.

Le agradezco su comentario en mi blog y me alegra ver que en Chile hay investigadores tan rigurosos sobre Miguel Hernandez, poeta de mi pueblo, cuya poesía y cuya muerte aún nos duele